Frente a mi se encuentra él, tan arrogante con su espada fundida con la sangre de una virgen, pero yo soy más diestra en el manejo y galopo más rápido, galopo tan rápido sobre su pelvis hasta que me implora jadeando que no cese, es entonces cuando curvo mi espalda hacia atrás y abro mis muslos mostrándole la inconmensurable fuerza de mi erguida e hinchada espada mientras mis pechos desafían a la gravedad movidos por un orgulloso placer.
-Eres un gran guerrero- grito al aproximarme al cenit de la gran convulsión- ¡Pero yo lo soy más!!
Al terminar, despedirnos, ajustarme la armadura y montar sobre mi caballo sé que no volveré a repetir con él, fue demasiado fácil, demasiado ..quiero un hombre de más acción y con una espada lo suficientemente impresionante para que me estimule volver a guerrear con él una y otra y otra vez.
Mi hombre no implorará, me volteará ,me agarrará de las piernas y me penetrará violentamente hasta comprobar que termino rendida gustosamente y fuera de mí..También algo rabiosa pues sé que nunca cesare de desafiarle a la vez que lo admiraré.
Sigo recto y veloz a lomos de mi querida bestia, no es tiempo para soñar ni reflexionar, es tiempo de acción y así soy yo.
Imagen: Milo Manara
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