AstroCita de Cine para Mercurio en Cáncer

"La imaginación y la memoria son mis dos únicos medios para escapar de mi escafandra".

Jean Dominique(Matthieu Amalric) en La Escafandra y la Mariposa.



Cuando el Sol transitó por la estación de Urano con Saturno encadenado a su tobillo.



Te has equivocado de estación, te has equivocado de estación,..¿No lo notas?
Aquí los trenes no te llevan a ninguna parte si tú no aprendes a conducirlos, eso sí, te llevaran todo el tiempo que deseas,son incombustibles.
- ¿Si?
-Un billete para..
-......
-Un billete.. paraa..
-Mire, la veo indecisa, tenga este que es valido para cualquier viaje, ahora le advierto que es más caro.
-No importa,¿Cuánto es?
-Inclínese por favor, debo cobrarle un mechón de pelo, y dos lágrimas.
-¿Dos lágrimas??!
-Sí, dos.
-Pero entienda que no sé si voy a poder llorar así en frío..
-Busque un método.
-¡Ya! Si me permite voy a meterme purpurina que le ha caído del botón de su blusa, así lloraré.
-¡NO! Ni lo intente, esas lágrimas no son validas.
-Qué difícil..
-Rebusque mujer, rebusqué, pero dése prisa que hay cola.

(.............................)

-Correcto, están son validas, no, sólo dos.
-Me sobran más ¿No puede negociar conmigo?
-¿Negociar? ¿Quién se ha creído que soy? Estoy trabajando.
-Vale..
-Y ahora haga que me ría.
-Usted es una de esas personas muy, muy serias aunque vista de arlequín.
-Mire,no tengo tiempo de explicaciones.Gírese y miré la gente esperando su billete,¡Y usted encima taaaan tranquila..!
-No hay nadie detrás, no hay nadie..¿Pero que me dice??!
-Usted que no las ve con esos tacones, ande baje la mirada mujer.
-Buenoo, sí, tiene razón..
-Vamos, apresúrese.
-Mmm..Mmm..
-¡Vamos! Cuénteme algo divertido.
-¿Quíere follar esta noche conmigo?

Así obtuvo el billete, se marcho en el tren a la mañana siguiente, estaba sola en el vagón y el viaje se hizo muy largo pero no le importó ya que estaba tan radiante como los galones de un capitán.


Imagen: Felix Mas.

"Un mito sobre la entrega"



Cuando Hades decidió que amaba a aquella chica
le construyó una réplica de la tierra;
todo era igual, incluso el prado,
pero con una cama.
Todo igual, hasta la luz del sol,
pues para una joven sería difícil
pasar tan deprisa de la luz a la total oscuridad.
Pensó en introducir la noche poco a poco,
primero como sombras de hojas que se agitan.
Después luna y estrellas. Y más tarde sin luna y sin estrellas.
Que Perséfone se vaya acostumbrando, pensó él,
al final lo encontrará reconfortante.

Un duplicado de la tierra
sólo que en él había amor.
¿No es amor lo que todos quieren?
Esperó largos años,
construyendo un mundo, observando
a Perséfone en el prado.
Perséfone, la que olfateaba, la que degustaba.
Si te apetece una cosa
te apetecen todas, pensó él.
¿No quiere todo el mundo sentir por la noche
el cuerpo amado, brújula, estrella polar,
oír la respiración tranquila que dice
estoy vivo y que significa también:
estás vivo porque me oyes,
estás aquí, a mi lado; y que cuando uno se gire,
se gire el otro?

Eso es lo que sintió el señor de las tinieblas
al mirar el mundo que había
construido para Perséfone. No se le ocurrió siquiera
que allí no se podría olfatear.
Ni comer, eso es seguro.

¿Culpa? ¿Terror? ¿Miedo de amar?
Él no podía imaginarse tales cosas,
ningún enamorado se las imagina.

Él sueña, se pregunta cómo llamar a ese sitio.
Piensa: El Nuevo Infierno. Después: El Jardín.
Al final decide que se llame
La infancia de Perséfone.

Una tenue luz despunta sobre la bien trazada pradera,
detrás de la cama. Él la coge en brazos. Quiere
decirle: Te quiero, nada puede dañarte

pero cree
que es mentira, y al final le dice
estás muerta, nada puede dañarte,
lo cual se le antoja
un inicio más prometedor, más verdadero.


"Averno" de Louise Glück.



Imagen : David Rodríguez - LNLD

AstroCuento para no dormir - El Relojero



El relojero se escabulló en el segundo antes que el reloj marcará las seis, en el segundo antes que su teléfono comenzará a timbrar histéricamente, en el segundo antes que el viento se llevará en un zarandeo uno de sus calcetines, en el segundo antes de córrerse frente a la ventana observando a una jovencita que reía mientras jugaba con un perro y luchaba contra el viento para que no levantara su falda, en el segundo antes se escabulló de si mismo.
¿Pues quién era él?
¿Era esa mano machacándose la polla y fantaseándo con la apetitosa joven? ¿Era ese deseo animal de poseerla? ¿Era ese hambre de lobo, inagotable, salvaje? Quería y deseaba haber salido al jardín, haberla sorprendido desprevenida, quizás seducirla sutilmente, no, no había tiempo se había dicho, mejor agarrarla fuertemente de la cintura, tapar su boca y con rapidez meterla en casa, desgarrar sus bragas, lamer sus mejillas..

El tiempo se abre entre fuertes sacudidas, su polla casí pegada al cristal, ese segundo dilatándose en un túnel  de mierda, has de cruzarlo se dice si no quieres que la misma putrefacción te alcance, corre con una pesada maleta como tantas otras tardes, pero a punto de llegar al final se abre y no se atreve a recoger los despojos del suelo ni cerrarla de nuevo, se detiene ante su propia miseria animal.

Su reloj interno esta paralizado en el segundo antes de marcar las seis de la tarde, pues todavía no ha salido del túnel, ni con su corrida estampada sobre el cristal, ni respondiendo a la llamada telefónica, ni cuando se ha marchado al bar, se ha quedado retenido en su propio reloj, incapaz todavía de darle cuerda, se ha duchado y afeitado antes de salir, se ha rociado de colonia barata pero no consigue eliminar ese hedor.
Al salir no ha podido mirar a la joven que le ha dado un beso y le ha dicho hasta la semana que viene papá.



Imagen: Jack Vettriano.

AstroCita de Cine para Mercurio en Acuario

"¿En general dices? No. De que sexo sean en realidad me da igual, es lo que menos me importa. Me puede gustar un hombre tanto como una mujer. El placer no está en follar, es igual que con las drogas. A mí no me atrae un buen culo, un par de tetas o una polla así de gorda. Bueno, no es que no me atraigan, claro que me atraen, me encantan. Pero no me seducen. Me seducen las mentes, me seduce la inteligencia, me seduce una cara y un cuerpo cuando veo que hay una mente que los mueve que vale la pena conocer. Conocer, poseer, dominar, admirar. La mente Hache, yo hago el amor con las mentes. ¡Hay que follarse a las mentes!"

Dante (Eusebio Poncela) en Martín (Hache)