AstroCuento para no dormir - Lucifer


Al contrario de la mayoría de gente que conforme se aproximaban las fiestas Navideñas unos se sentían más melancólicos, familiares o otros más derrochadores con energía de sobra para recorrer los centros comerciales a Lucifer eso nunca le sucedía.
Las noches se hacían eternas, los latidos del corazón aumentaban hasta castigarle las sienes en una migraña, pulsátil, constante.
Sus sentidos se agudizaban, se atemorizaba y permanecía todo lo oculto y escondido que podía, encerrado entre sus cuatro paredes. Sin recuerdos, sin presente ni futuro, sólo respiraba y cerraba los ojos.
Así se encontraba en Noche Buena, tirado en el suelo, en total oscuridad, castigado por las voces de aquellos que cenaban en el edificio. Se mezclaban las del quinto con el segundo, eran como un murmullo inquieto, disonante, alterado, como una mala composición musical, pero, aquella noche había una energía que desconocía, notas sosegantes que daban una bocanada de aire entre tanto ruido.
Focalizo su oído durante un rato largo.
Después, se incorporó, jadeó, recordó que estaba hambriento, a cuatro patas camino hasta el balcón, husmeó, olió la noche, buscó la luna Nueva, se estiró, aulló y trepo dos pisos más arriba.
Mujeres semi desnudas reían, con tacones, copas de vino en sus manos...
Algo no cuadraba, esa no era la melodía que lo había atrapado.
Furioso, a punto de romper los ventanales, se hizo una luz en su interior.
Repentinamente se dio cuenta que había escuchado sus silencios y esa era la música que lo había llevado hasta allí.
A escondidas las observo, a escondidas las rapto una a una, a escondidas las amordazo, a escondidas las abofeteó, a escondidas las follo repetidas veces como la bestia que era, y, a escondidas del resto del mundo las devoro a besos, les lamió el maquillaje, hasta que se impuso en ellas ese silencio que lo cautivó.
Luego, las liberó. No movieron ni un pie.
No gritaron, ni pidieron auxilio.
Se quedaron pegadas a él, con un hilillo de baba resbalando por sus pezones.


Imagen: Fotograma de la película Drácula de F.F.Coppola

7 comentarios:

May Mercurio dijo...

Bueno, compis de blog, que paséis cada uno estos días a vuestro estilo y vuestro aire..
;)
(Nos leemos en unos días, sed malos, buenos, eso no importa, sed vosotros mismos y chim-pum!)

Loli Pérez dijo...

Vengo del blog siberiano, me gusta tu blog, así que deja la puerta entornada para que pueda volver.
Foto y texto muy sugerentes.

Abrazos
L;)

Juan Ojeda dijo...

Seguro que si; no existe ni el bien y el mal, sólo nosotros (a veces como polillas frente a una lámpara) buscando el amanecer.

Muy potente el final del cuento, ese Lucifer que ante todo era un extranjero rendido entre cuatro paredes supo (a pesar del bullicio de la espantosa normalidad) encontrar el rastro de su apetito, La melodía que todos llevamos en nuestro interior de a partes para aprender a buscarla. y así lo hizo él, asaltando en deseo a esas apasionadas vampiresas...

Las últimas dos oraciones son un poema, me gustaron mucho. Allí se resume el espíritu del texto.

Que tengas unas felices fiestas a tu estilo, felices y genuinas.

Una enorme abrazo desde el sur.

Mina dijo...

Como siempre, una delicia leerte, gracias siempre por tanta intensidad, felices fiestas.

Besos

May Mercurio dijo...

Hola L.P!
La puerta siempre abierta, y, si se cierra por una ráfaga de viento, se abrirá una ventana.
Saludos :)
Juan, me alegro que te guste, gracias, y espero también que hayas pasado unos días agradables..
Un besote desde el mediterráneo y un abrazo para el Sur(me llegan tantos recuerdos)
Mina, me encanta que estés de vuelta, un beso!

Elcaligrafista dijo...

Muy bueno !!! Me gustó ese final lleno de sensualidad complaciente con el amo...

mi beso y mis deseos de que tus deseos sean.

May Mercurio dijo...

Gracias Caligrafista :)
(que así sean y se cumplan jajajaja)