Colisión de Marte con Saturno salpicando a Venus


Ayer en unos grandes almacenes el maniquí me sonrío de nuevo, pero me fijé que no tenía lengua ni dientes, ni cuerdas vocales, no podrá masticar, no podrá devorar, no podrá gritar con fuerza, no podrá escupir, no podrá morder mis tobillos, no podrá lamer ni degustar los sabores de la vida, entonces lo dejaré en el balcón para que los transeúntes lo contemplen, lo deseen hasta que lo humillen, y las córneas de sus ojos rueden calle abajo..
Ya que si no ve, mejor que mejor, ya que lo voy a despedazar.

En el fondo, muy en el fondo lo amo, por eso lo hago.



Imagen: Michael Carson.

4 comentarios:

Mar dijo...

Brutal. Me encanta.

May Mercurio dijo...

Ey Mar, pues me alegro..gracias! :)

Mario dijo...

La verdad es que el otro día, hace nada, leí a tu maniquí y me quedé con ganas de comentarte aquí. Ya sabes, si recuerdas, mi historia en el seno de una tienda de moda, sujetando "el" de una maniquí de lo más bien...

La verdad es que este maniquí tuyo se merece un indulto o un exilio a otro capítulo, o algo así.

Tienes algo que engancha e invita e incita. Todo conduce a tu literaturiedad, ya ves.

Me gusta pasear entre tus letras, entre tus intenciones escritas.

Un beso...

May Mercurio dijo...

Claro que recuerdo tu historia, ese final, ese giro inesperado..
Paseáte cuando te apetezca, un beso!